La caja azul de mi Abuela
Por:
Laura Lucía Rodríguez
Mi
abuela al ver que no podía adelantar sus costuras se sentó en la sala y nos
escuchaba hablar de colores, tareas y las
cosas sobre la banda favorita de Isabella. Entonces note que se quedaba
mirando fijamente una caja en el bife, hasta ese momento yo nunca le había
prestado atención a los objetos del bife pero decidí preguntarle: Abuela, ¿Qué
guardas en esa caja azul? Entonces se quedo mirándome como si no quisiera
hablar del tema, se paro, recogió los platos y las cucharas en que comimos
gelatina y se fue.
En la
noche llego mi tío Rober y se llevo a Isa porque tenia que terminar unas
tareas, Karen se fue para su rumba y a Sarita también la había recogido mi tía
Beatriz. Yo dormiría esa noche allí y no tenia ni idea de que hablar con mi
abuela porque todo lo que yo le preguntaba se prestaba para un sermón o una
lección de cómo ser mejor persona. Mientras ella terminaba un vestido para la
señora del apartamento 306 yo prendí el televisor, no encontré nada interesante
pero decidí dejarlo prendido y mirar solo un poco que contenía la caja azul del
bife.
Estaba
empolvada y estornude, pero yo seguía escuchando el pedal de la maquina
entonces todo estaba bien. Cuando destape la caja encontré una carta, una caja
musical y una lámpara en forma de ángel rota. Sé que las cartas ajenas no se
deben leer, pero tenia mucha curiosidad y decidí ojearla, lo único que decía
eran ingredientes para un remedio, ni una historia, nada, era un papel amarillo
donde solo se entendían las palabras yerbabuena, canela y no recuerdo mucho más.
Estaba tan frustrada de no haber encontrado nada interesante que me había
olvidado del ruido, salte porque al levantar la mirada me encontré con los ojos
de mi abuela clavados en mi, se acercó y se sentó en el mueble grande frente a
mi y empezó a decir:
Laura,
déjame ver eso.
Yo se
lo pase sin decir nada.
-
“… Mira esta carta que estás
leyendo es de un remedio que sirve para los bronquios, que bueno que la
encontré. Este angelito me lo dio tu abuelo en un cumpleaños, no lo saco porque
esta ala esta rota y tengo que arreglarlo”.
Entonces
note como tocaba la caja musical pero no me hablaba de esta, entonces le dije:
-
“¿Y esta caja abuela?”
Ella se
puso seria y respondió:
-
“Esta caja musical la tengo
desde hace más de 40 años y me gusta mucho pero por lo que guarda. Cuando yo
tenia mas o menos tu edad, me gustaba mucho un muchacho Mono, alto y muy
apuesto, Humberto, fuimos novios 4 años, por alguna razón nunca fuimos nada más
que eso, el, nunca me propuso ser nada mas, no era como en esta época, yo no
salía con amigas a discotecas como lo hace Karen , ni me ponía a ver cosas en
el computador como ustedes, yo tenía que hacer oficio con mi mamá y solo podía
ver a Humberto si él iba a la casa a hacerme visita.”
-
“Humberto vivía muy ocupado y
todas las tardes pasaba este muchacho mono y me mandaba saludes con un amigo,
este muchacho era José Domingo tu abuelo o Tocayo como todos le decían, me
fastidiaba porque a mí me gustaba era Humberto pero Tocayo seguía detrás mío.”
-
“Un día Humberto fue a la casa
a despedirse de mi, me dio esta cajita musical y se fue, no me dio ninguna
explicación y yo nunca se la pedí. Paso una semana y yo lo veía con sus amigos
feliz, pero yo me sentía sola, claro que Tocayo seguía dejándome saludes y me
invitaba a salir.”
-
“Tiempo después quise darle una
oportunidad y empecé a verme con Tocayo en la casa, luego el hablo con mis
papas y ya planeamos el matrimonio, yo estaba feliz porque finalmente podría
tener mi propia familia pero esta felicidad se iba cada vez que veía a Humberto
con Margarita por el parque. Yo me case, tuve a tu tía Teresa, a tu mamá, a tu tío
Rober y luego a tu tía Beatriz.”
-
“Pero una tarde, cuando llegaba
tu mamá del colegio, sonó la sirena y en todo Sevilla se escuchó, yo me asuste
mucho, tocaron la puerta y era mi vecina, agitada me conto que había ocurrido
un accidente en la carretera y empezó a nombrar a varios conocidos, pero cuando
dijo Humberto fue cuando mas me asuste, era el, no pregunte nada mas. Lo
siguiente que supe fue que se había muerto en el accidente y esta cajita
musical con estos aretes son el único recuerdo que me queda de él.”
En
ese momento no sabía que decir, mi abuela estaba casi llorando, se levanto fue
por un vaso con agua y sonrió, me cambio el tema y dijo:
-“Bueno
Laura esas ya son historias viejas, ya es hora de que se acueste porque tiene
que madrugar y le salen ojeras, jajaja.”
La
mire la abrace y me fui a poner la pijama, desde entonces cada que voy a
visitarla, miro la caja azul y no permito que nadie la abra, la desempolvo y la
dejo en el mismo lugar del bife.
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