sábado, 20 de octubre de 2012



SOBERANÍA ALIMENTARIA FAMILIAR EN EL PCC
Corregimiento de San Antonio,Sevilla - Valle del Cauca,

Juan Camilo Cortés González

El poblado de San Antonio es uno de los principales corregimientos de tradición cafetera del municipio de Sevilla en el Valle del Cauca,por tanto hace parte del territorio del Paisaje Cultural Cafetero, incluido por la UNESCO en la lista de patrimonio mundial en el 2011.San Antonio fue edificado a través de los procesos migratorios provenientes de diferentes partes del país, como la Colonización Antioqueña que durante su desplazamiento establecieron dispersos poblados sobre la Cordillera Central en el siglo XIX ,enriqueciendo la etnicidad cultural Vallecaucana.

Estos primeros poblados como San Antonio basaron su sustento en la producción agrícola,que se vio fortalecida por la fuerza de trabajo de sus crecientes núcleos familiares y el aprovechamiento de la gran disponibilidad de recursos naturales brindados por el ecosistema Andino. Cultivando especies como el maíz, fríjol, siembras de raíces y tubérculos entre una gran variedad de hortalizas, frutales y medicinales, mantuvieron un frágil equilibrio entre la diversidad biológica presente en la región y los sembradíos establecidos por los colonos. Satisfaciéndose de esta manera las necesidades alimenticias de los campesinos antioqueños. Estos cultivos fueron coordinados con parcelas de una importante especie que se convirtió en la solución a las dificultades de la economía exportadora del país a finales del siglo XIX y comienzos del XX, “el café” una baya descubierta al norte de África e introducida en América a través de la Guyana Francesa, que se extendió  a Venezuela y posteriormente llego a Colombia.

Estos nuevos asentamientos impulsaron su desarrollo a través de la producción de diferentes tipos de alimentos, producción que fue disminuyendo gradualmente ante la concentración del campesinado en el cultivo de café, el cual se adapto fácilmente a las condiciones de los suelos montañosos de la Cordillera Central. 

La producción de café en Colombia como actividad económica inicio en los Santanderes donde fue una actividad productiva de hacendados, que disminuyo entre 1910 y 1930 por el aumento de los costos de producción y manejo de grandes extensiones. En este sentido este cultivo era más rentable a pequeña escala, pasando a ser una actividad más productiva para las emergentes familias campesinas, étnicamente diversas y llenas de valores culturales. Naciendo con la llegada de la despulpadora manual una de las agroindustrias rurales más importantes del país. Entre 1940 y 1970 la industria cafetera colombiana tuvo distintos avances y obstáculos. Presentándose en 1970 uno de los hechos más marcados en la historia cafetera, la llegada del modelo caturra a libre exposición, que trajo consigo plagas como la roya y la broca, como resultado del desequilibrio ambiental que se ocasiono para beneficiar este variedad. Ya que se tuvieron que sacrificar los cultivos que conformaban la alimentación campesina y gran parte de la biodiversidad presente, todo esto para el fortalecimiento de la producción del café caturra. Lo cual dio por resultado el desequilibrio de las actividades productivas de las familias campesinas a medida que aumentaron los costos de producción por la aparición de nuevos insumos químicos que combatían las plagas emergentes pero que contaminaban el ambiente y la salud campesina. Comenzó así una crisis estructural en la producción de café, que afecto principalmente las pequeñas y medianas fincas productoras, que eran la base principal de la industria cafetera colombiana. Siendo el deterioro de la integridad cultural campesina el mayor impacto social sufrido a partir de esta época, debido a la disminución gradual del acceso y producción de alimentos sanos. Que dio como resultado la desintegración de la seguridad alimentaria de la unidad productiva familiar, transformada ahora en una empresa capitalista productora de café.

Ante esta situación las comunidades que se desarrollan actualmente en los territorios cafeteros han emprendido diferentes propuestas para la construcción de una seguridad alimentaria familiar que mejore la calidad de vida de sus habitantes, quienes mantendrán vivo y garantizaran la continuación del legado del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano en el tiempo.

Muestra de esto es la experiencia de Don Mario Montenegro un miembro activo de la comunidad de San Antonio. Oriundo de Trujillo-Valle, vivió en diferentes pueblos hasta arribar en 1963 al corregimiento de San Antonio junto a su numerosa familia conformada por 18 hermanos. Con dedicación ha fomentado la utilización de las huertas caceras y la recuperación de las semillas nativas como proceso importante para la construcción de la seguridad alimentaria familiar y la redención de las prácticas culturales campesinas. Recuperando un terreno baldío cerca a su hogar, dio forma a un grupo de huertos donde ha venido compartiendo con la comunidad sus conocimientos adquiridos en la Escuela Rural de Varones de San Antonio, donde inicio su formación en la cual a cada estudiante le asignaban una huerta para el cultivo de diferentes tipos de plantas alimenticias. A través del trabajo realizado en compañía de su familia y amigos, Don Mario ha aportando a la conservación de los servicios eco sistémicos en la región, ya que a través de la producción de diferentes especies forestales en sus sembradíos caseros ha incentivado en los caficultores de San Antonio y en la población en general, la reforestación y protección de las fuentes hídricas que nutren este territorio. Interesado por aportar a la mejora de las condiciones de vida de su comunidad.

Don Mario actualmente hace parte del equipo de trabajo del acueducto veredal. Siendo la iniciativa de Don Mario Montenegro un gran aporte a la restauración de la diversidad biológica de los paisajes rurales Andinos y la sostenibilidad del Paisaje Cultural Cafetero.

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